majestuosa y nada inocente provocación
esa boca que sangra abriles fluorescentes
no es la inocencia precisamente
es la duda hecha de asfalto
la presencia azul en la carcaza
la caricia amarreta de ayer
se vuelve generosa, mancha crónica y febril
cabe ser devoto de la mudanza
agradecerle al árbol por la brisa-manta
pedirle al ojo de la tormenta un perdón
dar rotundas y morosas explicaciones